David, te doy la razón en esto que comentas. Generalmente, solemos empezar escuchando el repertorio principal (que no es moco de pavo, precisamente) y tendemos a querer hacerlo a través de los que creemos son sus principales intérpretes. Y luego, extender hasta donde se pueda. Fuera de ese gran repertorio, como bien dices, hay muchas cosas magníficas, insospechadas porque su calidad no concuerda con el escaso conocimiento que se tiene de ellas; posiblemente, algunas serán más populares cuando algún personaje célebre diga que las escuchó. En mi caso, también busco nuevos horizontes y, efectivamente, de las cosas nuevas que voy conociendo no suelo tener más de una versión, salvo alguna que me interese especialmente.A lo que me refiero es que para mucha gente, la música que existe es la que es tocada por los grandes intérpretes, nada más. Grandísimas obras todas, por supuesto, pero hay más.
Veo más útil enterarse de qué hacen los sinfonistas de hoy con una forma a la que aparentemente se le había sacado ya todo el jugo.
Y sobre los sinfonistas de hoy, entiendo que te refieres a la música postmodernista, que tiende a volver a esquemas pasados con mayor carga melódica, cayendo casi como una venganza popular contra el modernismo que tan poca gente ha llegado a disfrutar. Bueno, sólo eran unos comentarios.
Saludos cordiales