Como comenté, se ha terminado el estudio acústico y han aparecido diferentes problemas, muchos de ellos comunes a cualquier sala con superficies lisas y paralelas y alguno más específico debido a la particular geometría y dimensiones del almacén. Os cuento lo más significativo, esperando no aburriros demasiado.
El estudio, en esta primera fase, se ha centrado exclusivamente en conocer el comportamiento acústico de la sala, disociándolo de la interacción de mis cajas en ella. Para ello se tomaron mediciones con sonómetro a partir de una fuente de sonido independiente emitiendo en todo el ancho de banda audible (se dedicaron a hacer estallar globos hinchados en distintos puntos). Posteriormente y mediante una aplicación informática, se han recreado las dimensiones precisas y la geometría de la sala, así como el mobiliario principal, para modelizar algunos parámetros relevantes alimentando al programa con los datos obtenidos “in situ”.
Las “patologías” más evidentes que se han detectado quedan representadas en las siguientes figuras, tomadas del informe de resultados:
El tiempo de reverberación (con la sala sin tratar) supera ampliamente los valores medios para una sala de esas características (en torno a los 0,4 segundos), principalmente en bajas frecuencias.
Las curvas de caída para bajas frecuencias (125, 160 y 200 Hz) no son uniformes y presentan algunas anomalías provocadas por resonancias en la sala. La imagen corresponde a la gráfica de 200 Hz, que refleja, según me comentan, las proporciones de la sala y la falta de absorción en bajas frecuencias.
Esta figura muestra la propagación de las ondas sonoras en el tiempo (medido en milisegundos) y refleja las consecuencias del paralelismo en las paredes de la sala y de la falta de tratamiento: frentes de onda estrechos, nítidos y que se propagan de forma sucesiva entre las paredes enfrentadas. Parece que esto provoca una escasa difusión del sonido y afecta a la amplitud de la escena sonora. A 26,4 ms se aprecia una concentración de sonido en la parte trasera de la sala (incluyendo el entorno de la posición de escucha) que distorsiona la escena sonora.
La distribución del sonido para diferentes frecuencias muestra poca uniformidad en todo el espectro sonoro (los colores reflejan la intensidad, siendo el rojo el que representa una mayor presión a la frecuencia indicada). Este problema es provocado por los modos propios y reflexiones de la sala, requiriendo absorbentes y difusores. A partir de 5 kHz la sala presenta una focalización en su parte frontal (señalada con dos elipses), generando una falta de amplitud en la escena sonora y un sonido poco envolvente. Para reducir este problema parece necesario aplicar difusión.
La respuesta en frecuencia es muy irregular, observándose algunos valles importantes en la curva que representa el sonido directo (azul), que también se observa con las primeras reflexiones (a partir de 1.300 Hz) y queda reflejada en la línea roja, que representa la suma del sonido directo y reflejado. El rizado es muy notorio, principalmente en torno a los 200 Hz y en altas frecuencias. En general, parece que nos estamos perdiendo información relevante en varias zonas del espectro sonoro y la respuesta tímbrica no es todo lo buena que sería deseable.
Como vemos, la impronta de la sala altera negativamente la percepción del sonido en aspectos relevantes. Y todo eso se puede percibir cuando a cierto volumen moderado los agudos, por ejemplo, te resultan molestos y fatigantes al carecer de la sucesión de armónicos completa. O cuando las cuerdas de un contrabajo, de una viola da gamba o un cello se te van completamente de madre y te obligan a desplazar el punto de escucha para mitigar algo el efecto. Cuando ocurre todo esto, y más, uno no termina de disfrutar plenamente de la música y no paras de probar y trastear para ver si arreglas un poquito algunas cosas. Al final, he llegado a la conclusión de que si no enfrentas el problema de forma decidida y coherente, no das el salto cualitativo necesario.
El estudio acústico, por lo menos, me orienta sobre las soluciones concretas que serían necesarias y que me dispongo a aplicar, pero ahora sin dar palos de ciego. No siempre se puede pero, afortunadamente, ahora he podido planteármelo más en serio para extraer todo o casi todo lo que es capaz de dar el equipo. Prefiero esto a seguir dándole vueltas para cambiar elementos o probar cosas nuevas. Y la acústica es uno de los aspectos donde mejor retorno se obtiene de la inversión.
Se trata de reducir en lo posible (que no eliminar completamente) la influencia negativa de la sala para que esta sea lo más neutra posible. Después valoraremos, con más mediciones, la respuesta real del equipo, principalmente las cajas.
Próximamente, más. Serán ya los detalles del tratamiento acústico y los resultados que se hayan conseguido.
Saludos