Si bien el
Concierto de Aranjuez, de Joaquín Rodrigo, es una de las piezas más conocidas y populares del gran repertorio, es también el más o uno de los más importantes conciertos para guitarra que se hayan escrito (sin olvidar el Concierto del Sur, de Manuel Ponce, ni el Concierto para Guitarra, de Heitor Villa-lobos). Sin embargo, como las verdaderas obras maestras, su incesante repetición no le resta un ápice de belleza ni de frescura.
De esta obra dispongo de varias versiones en CD:
- Sainz de la Maza y Ataúlfo Argenta (1948). Doremi.
- Narciso Yepes y Ataúlfo Argenta (1958). RCA.
- Narciso Yepes y García Navarro (1979). DG.
- Pepe Romero y Neville Marriner (1994). Philips.
- Julian Bream y John Elliot Gardiner (1994). RCA.
- Sharon Isbin y José Serebrier (2004). Warner Classics.
Y he escuchado varias más que, en conjunto, sólo representan una pequeña porción de todo lo que se ha grabado por ahí, si bien entiendo que es un conjunto selecto y representativo. No están todos los que son pero seguramente son todos los que están.
Es llamativo que el gran genio de la guitarra del siglo XX (con permiso de Agustín Barrios), el que la elevó a la categoría de instrumento de concierto, Andrés Segovia, jamás lo tocara en público ni lo grabara nunca. Pudo sentirse ofendido porque pensaba ser el destinatario de un concierto como este y se encontró con que Rodrigo terminó escribiéndolo para Regino Sainz de la Maza, quien lo estrenó en julio de 1940 y lo grabó por vez primera junto a Ataúlfo Argenta en 1948 (disponible como CD en Andres Segovia & his Contemporaries, Vol. 9. Doremi.
http://www.jpc.de/jpcng/classic/detail/ ... sk=hitlist)
Merece la pena comentar que, mientras Rodrigo escribía el Concierto de Aranjuez, su esposa, Victoria Kamhi, abortó cuando llevaba el embarazo casi a término. Complicaciones asociadas a este suceso la hicieron caer gravemente enferma, poniéndola al borde de la muerte. Rodrigo sufrió, día a día, de forma desesperada, el incierto destino de su mujer y la pérdida de su primer hijo. Cuando regresaba a diario del hospital, abatido y completamente insomne, trataba de encontrar sosiego al piano recordando su luna de miel, cuando paseaba de la mano con Victoria por los jardines de Aranjuez. De estos pensamientos melancólicos surgió el maravilloso Adagio del concierto de Aranjuez.
Es curioso que este concierto, cargado de afectación y melancolía en su movimiento lento, sugiriese a los primeros intérpretes un tempo casi apremiante, como podemos escuchar en las intensas y sanguíneas versiones de Ataúlfo Argenta (es una observación puramente personal y anecdótica porque no dispongo de la partitura).
Realmente, no pretendo valorar ninguna de estas versiones, todas de gran altura, pero me atreveré a sugerir a quienes estén interesados en esta música que hagan una atenta escucha de la última versión que adquirí de este concierto. El solo de guitarra corresponde a la estadounidense Sharon Isbin.
Curiosamente, Sharon Isbin fue alumna de Andrés Segovia, quien le ayudó a interpretar obras de Manuel Ponce y dejó en ella una profunda impronta. Con el tiempo, Isbin ganó el concurso Reina Sofía de Madrid y fue invitada por Joaquín Rodrigo a su casa después de que éste escuchara una interpretación suya por radio del Concierto de Aranjuez. Fue en 1979. Su amistad con Rodrigo y Victoria comenzó entonces y perduró hasta la muerte del compositor, en 1999.
La música y los músicos españoles, por tanto, no le han sido ajenos a la guitarrista (como no podía ser de otra manera), que recibió una fuerte influencia de ellos a lo largo de su vida. De hecho, su hermano, ya muy enfermo de sida, le pidió que en sus funerales se escuchase el Adagio del Concierto de Aranjuez, como así fue. Dos días después, nuevamente, lo interpretó con la Sinfónica de Baltimore. No hay, por tanto, música que Sharon Isbin lleve más en el alma que esta.
Isbin, finalmente, fue premiada recientemente con el Grammy, siendo el primer guitarrista clásico en recibirlo desde hace 28 años.
He querido presentar con estos antecedentes una de mis versiones favoritas del Concierto de Aranjuez. Nada menos que la Filarmónica de Nueva York, con un sensacional José Serebrier a la batuta, acompañando, por vez primera, un solo de guitarra.
No digo más. El espíritu de Andrés Segovia se posó sobre los hombros de esta mujer, uno de los más grandes intérpretes de la guitarra clásica actual.
La escucha y el disfrute ya os corresponde a vosotros. Sólo un apunte más: este disco lo escuché en el Molino el fin de semana con las Apertura Altra. Fue un regalo para los oídos y, sobre todo, para la mente.
Joaquin Rodrigo
Concierto de Aranjuez
Heitor Villa-lobos
Concierto para Guitarra
Manuel Ponce
Concierto del Sur
Orquesta Filarmónica de Nueva York
Director, José Serebrier
Guitarra, Sharon Isbin
Warner Classics. B00069KFKK
Saludos.