Eso creo yo. A partir de ahí, los formatos son una elección muy personal. Lo que sí parece cierto es que las posibilidades del vinilo han sido sido mejor aprovechadas como formato (o menos desperdiciadas, como se quiera decir) y que el procesamiento analógico hasta llegar al máster tiene peculiaridades sonoras que lo diferencian de su equivalente digital, además de ser muchísimo más costoso de producir.sostenido escribió:En definitiva, ha de interesarnos más el qué han grabado y el cómo "lo han endiñao", que donde lo han metido (suena mal pero disculpen vuesas mercedes![]()
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).Saludos.
Lo que también parece cierto, como apuntaba Toni, es que un CD grabado a partir de un vinilo puede sonar exactamente igual que este porque habría registrado, precisamente, la impronta sonora de todo el proceso analógico de este último.toni escribió:Os cuento: hace unos años adquirí una grabadora de CD,s pioneer la cual disponía de entradas analógicas y digitales. Con ella pasé la mayoría de vinilos acumulados durante mi juventud (el 0’000001% aproximadamente del nº acumulado por el coleccionista citado en este hilo). La señal de mi viejo Garrard pasaba por su cable de serie, un ampli, otro cable, un conversor analógico-digital, etc, etc. Bien,.. tengo que decir que al escuchar esas grabaciones seguían sosteniendo, a grandes rasgos y en una audición “sin muchas pretensiones”, la esencia que, para mi, distinguía el sonido de mis discos de vinilo en comparación con sus versiones digitales: mayor calidez, bajo más profundo y “palpable” medios sedosos, agudos contenidos, profundidad en la escena,...en definitiva, un sonido más “agradable”...No lo entendía ya que en esos momentos había calado en mi la “superioridad” de lo “analógico” sobre lo “digital”.
La pregunta que haces es muy complicada de responder, al menos yo no sabría darte una contestación categórica y mucho menos bien fundamentada. Lo más que me atrevería es a hacer algunas matizaciones que acoten un poco el asunto que planteas.toni escribió:Llegados a este punto, no se si sería mucho pedir o estaría fuera de lugar, que aquellos que podáis tener alguna información (a lo mejor ya existe esta información en otros hilos..) pudieseis identificar sellos discográficos comprometidos con “el sonido” y no con el “volumen”, o alguna web de crítica musical que trate con rigor la calidad de las grabaciones (al margen de las señaladas por sostenido), no se,..una pequeña luz de esperanza que nos facilite acceder a grabaciones en formato cd que intenten explotar todo su potencial...y poder trabajar con las futuras generaciones sin dañar sus tímpanos de por vida (al peque hay que educarle el oído ahora que se puede...).
Soste hace hincapié, sobre todo, en la compresión dinámica a la que son sometidos la mayoría de los discos actuales de música pop y rock. Esto es una práctica generalizada promovida por los grandes sellos discográficos y no sé si hay alguno en particular que se salve de la quema; quizá él, que es un gran conocedor y consumidor, u otro compañero, puedan dar alguna información concreta.
En música clásica el asunto creo que es algo distinto: no hay una guerra declarada y generalizada por aumentar el volumen de las grabaciones, pienso que es más una falta de criterio musical y cultural que una praxis intencionada (aunque supongo que de todo habrá). En este caso, creo que la calidad final de un disco depende más de la aptitud, para este tipo de música, de los ingenieros de sonido que graban, de los que mezclan y del productor, que de la propia capacidad de los sellos discográficos, sobre todo de los grandes, aunque el tema de costes económicos sigue siendo predominante. Creo, sinceramente, que en las grandes y medianas discográficas ha salido de todo al mercado. No es lo mismo, tampoco, este proceso en los albores de lo digital (principios de los 80) que hoy día: la tecnología ha cambiado considerablemente.
Antes, un pequeño paréntesis para comentar que aquí hemos hablado bastante de la calidad de las grabaciones pero empecemos por decir que para criticar una grabación, o una remasterización, hay que tener referencias sobre cómo sonaba el evento o el máster original. Y eso no siempre ocurre; de hecho, es infrecuente.
A mí hay muchos discos que me suenan muy bien, otros que apenas soporto y un tercer grupo en los que he podido detectar alguna falta evidente que te disminuye la implicación emocional con ese producto, algo que no tiene que ver tanto con la calidad técnica de la masterización sino con introducir, como decía, un elemental sentido estético-musical en el proceso. Pero, en general, no tengo la capacidad de discernir hasta qué punto una grabación es magnífica o es simplemente buena; sólo puedo presuponerlo y sentirme cómodo e integrado en la escucha o, por el contrario, pasando el rato, sin más.
Esto es lo que nos ocurre a la mayoría de los consumidores: estamos un poco embrutecidos, no porque nuestro oído/cerebro no sea capaz de distinguir algo de calidad, sino porque el mercado coloca el listón a un nivel muy por debajo de lo que podría producir. Nos acostumbramos a ese sonido y luego lo demandamos o, simplemente, no entramos a contrastar si es bueno, aceptable o malo mientras lo soportemos con entereza de ánimo.
Esto es importante también en alta fidelidad, porque tendemos a elucubrar frecuentemente sobre la idoneidad de nuestro equipo o sobre la ecualización de nuestra sala, basándolo en algo tan dispar como son los discos que escuchamos. Hemos de ser, al menos, conscientes de estas limitaciones para saber relativizar las cosas y actuar con más sentido común y acierto final. Y, sobre todo, para no caer en una frustración permanente.
Lo sorprendente es que, a pesar de todo, muchos podemos disfrutar plácidamente de la música “enlatada”, da igual en qué formato.
En definitiva, no sabría decir cuáles son los sellos discográficos que mejores grabaciones sacan al mercado. A mí también me encantaría que alguien con experiencia musical y auditiva pudiese aportar su opinión.
Bufff, vaya rollo. Lo dejo aquí…
Saludos